LOS DIAGUITAS


Se encontraron muchos elementos de estas culturas que muestran sus distintos grados de evolución en el arte. A pesar de no conocérseles una escritura, se sabe que su lengua era el cacaán.
Causa mucha curiosidad, la cantidad de petroglifos (petro = piedra, glifo = grabado) que se pueden ubicar en los alrededores. Se puede marcar diferencias por los métodos en que dejaban estos mensajes, los cuales se pueden tener un suave bajorrelieve, un bajorrelieve profundo o bien, sobrerelieve. También se encontraron pictografías, con igual suerte a la hora de interpretarlas.
Se encontraron restos de vasijas, con detalles que permiten ubicarlas en tres periodos preponderantes: agro-alfarero temprano, medio y tardío (Formativo inferior, superior y desarrollos regionales respectivamente) . De estos, el más destacado desde el punto de vista estético es el agroalfarero medio o formativo superior.
Se sabe, por crónicas de los primeros españoles, que eran pueblos de “ingenio y gran industria”, considerándoselos entre los más inteligentes aborígenes. Se destacaron en las obras de irrigación y sembradío. Sus viviendas estaban hechas utilizando la piedra, el barro y distintos elementos de la zona. Enterraban sus muertos, adoraban dioses y divinidades relacionadas con los fenómenos naturales.
Se supone que el oro fue utilizado para elementos ornamentales en la mayoría de los casos. Sus métodos de extracción y fundición eran precarios.
En los primeros asentamientos humanos, esta zona contó con distintos tipos de culturas.
Desde el año 1000 al 1600 se desarrollaron culturas como los Capayanes, los Famatinas y los Sanagastas. Herederos de los cazadores recolectores que derivaron en comunidades ya sedentarias, conocidas por generalidad como los diaguitas. La palabra que los denomina significa “moradores de las montañas”. Vivían en pequeñas aldeas, explotaban el oro, metal abundante en el Famatina. Habían desarrollado como principal forma de subsistencia la agricultura. En las laderas de las montañas, formando terrazas e ingeniosos sistemas de riego, tenían sus cultivos de papa, maíz, zapallo, la quínoa, el poroto, la algarroba. Pastoreaban camélidos como las llamas, de las que obtenían lana, carne y era el principal medio de transporte de carga. La caza de guanacos, liebres, perdices y otros animales completaba su dieta. Esto demostraba la simbiosis de este pueblo con las montañas, ya que gran parte de su vida, dependía de ellas: allí cultivaban, obtenían el agua, armaban sus sembrados y eran su lugar de refugio ante los ataques de otras tribus en principio; del español, luego.
Las construcciones llamadas “pucarás” estaban en lo alto de la montaña. Cada familia tenìa un sitio adjudicado. Les servían de puestos de vigilancia, lugar de ataque y guarida ante cualquier tipo de enfrentamiento.

Morteros: Dieron varios usos a las piedras como construcciones de viviendas, pircados y utensilios. Así las conanas o morteros eran el elemento más habitual de su cocina. Éstos consisten en un hueco de diferente profundidad, realizado en piedras; complementado con una “mano” que servía para triturar sus alimentos.
Encontramos diversos tipos de morteros, entre los que están los individuales y los colectivos realizados en piedra dura (granito) empleados para alimentos. Existen otros tipos de morteros colectivos realizados en roca sedimentaria, que por su conformación, no serviría para molienda. Probablemente eran usados para rituales ya sea preparando pinturas, alucinógenos, realizando sacrificios o con ellos funcionara algún instrumento musical de viento.

Sitio La Parrilla

Un espectacular sitio arqueológico que fue habitado por la cultura Aguada en el Centro de La Rioja.
Especial para quienes gustan del turismo arqueológico, con la sola limitación de que debe ir acompañado por un guía para evitar la depredación del sitio.
A una hora de Chilecito, hay que ir dispuesto a realizar una caminata en la montaña de por lo menos dos horas.
Para mayores informes, contactarse a chuytuy@gmail.com