Viaje a Perú: MACHU PICCHU

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Ciudad de Lima

Contento de esta salida grupal a Lima, Cuzco, Valle Sagrado y Machu Picchu. Desde Córdoba servicio de Lan, llegamos a horario y el transfer perfecto. Alberto fue nuestro guía y nos encontramos con una maratón gigante en Lima. La ciudad es exageradamente grande, tenemos muchas expectativas, sabemos de un entorno cultural antiquísimo: nada menos que las grandes civilizaciones americanas y la conquista en su mayor crudeza, entremezcladas con muchísimos atractivos naturales. 
Esperábamos buena comida, pero el desayuno que tomamos en un complejo de restaurantes en la cima de acantilados, superó amplia mente las expectativas. 
Seguimos y esto recién comienza, con un grupo muy afable. Como broche un día precioso en Lima.
Ciudad con presencia.
Los sentidos estallan en Lima. Con un clima húmedo, es una ciudad con presencia. Sus habitantes amables, respetuosos, sencillos y señoriales; mantienen el refinamiento de épocas virreinales. “Los sentidos estallan”, vuelve la frase a la cabeza. Una ciudad gigante, cosmopolita, atestada en horas pico, honra a sus turistas al punto de ser la que mayor cantidad de turismo recibe en Sudamérica. Y no puede decepcionar. Esto de los sentidos, ver el Pacífico, aspirar el aroma del mar que se mezcla con los cítricos de la comida. U oler un guiso condimentado que sale de no sé qué casa, al tiempo que el color y la monumentalidad de sus edificios varias veces centenarios, nos sumergen en una América oscura y brillante.
Ciudad señorial
Y ahí, justo ahí, cuando crees haberlo visto todo, el carrillón profundo, tremendo, displicente de la merecidamente famosa Catedral de Lima. Entre tañido y tañido, un violinista callejero que transporta a los visitantes en un sopor inexplicable. La plaza nos cobija, donde cientos de turistas remedan el andar pausado de la mixtura racial peruana, donde el "caballero" o "señora" van cadenciados con las “eses” prolongadas. Hasta el agente es cuidadoso al pedirnos que no pasemos por ese lugar donde la retreta del cambio de guardia, acompaña a una ceremonia sonora y colorida que pone climax a la experiencia de esa Plaza de Armas que gira alrededor de "nuestro" San Martín", héroe indiscutido de la historia de ambos países.
Gastronomía superior
Fruto de esa mixtura, entre valses peruanos y remedos de antiguos fuertes, accedemos a su tradición culinaria, influenciada en principio por la comida nativa para ser luego una fusión desde el mundo entero.  
Nuestra estada en Lima encuentra variadisimas alternativas para el disfrute de pasajeros de todas las edades.


Hacia Machu Pichu: Valle Sagrado

Inenarrable espectáculo es la vista aérea del Valle Sagrado. El viaje entre Lima y Cuzco es de una hora que no tarda, no dura, solo transcurre, porque los colores y texturas que se aprecian de la zona montañosa peruana, presentan una acuarela increíble.
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Cuzco es un monumento en sí, “Capital histórica” del Perú, “Capital arqueológica” de América. Nos espera recorrer los laberintos de la evolución amerindia, la controvertida conquista, el acervo cultural que no prescribe y el honor de una raza. Curicancha, ciudad dorada; Sacsayhuaman, acechadero del puma; ombligo del mundo, centro de los cuatro vientos del Tahuantisuyo; cuna de universidades, cuna del arte Indoamericano, Cosco, Cusco, Qusqo… Magia y seducción para todo visitante. No hay imaginación capaz de generar una expectativa coherente con lo que representa este diamante del Perú.
Maras, Moray
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No deja de impresionarme este sitio, al punto de parecer exagerado. El misterio es la energía donde confluye una tecnología increíble de cultivos, la tradicional usanza de recolección de sal y el monumentalismo de la mixtura india y española.
Todo es arte y paisaje. Todo está consustanciado con la mística de su legendaria existencia. Las economías regionales sorprenden: minifundios donde conviven métodos ancestrales y modernos. La tecnología de cultivos en terrazas, círculos y cuanto aprovechamiento natural pudieren hacer para obtener eficiencia en la producción. Quedaron como legado estos monumentos, verdaderos museos expuestos al aire. Retumban vocablos contemporáneos como sustentabilidad y eficiencia, solo que allí fueron puestos en práctica años ha.
La idiosincrasia de los poblados no dista mucho del resto de Perú. Contrasta la altivez con que llevan su legado, el orgullo de pertenecer a esas razas que a nosotros aún hoy nos quieren esconder. 
Catedral de Cuzco
Como si la presencia natural del Valle no fuera suficiente, un capítulo aparte es la arquitectura cuzqueña, la ciudad ancestral que muestra un orden diferente, alejado de las escuadras y los trazos habituales. Las bocacalles no necesariamente son continuaciones, las veredas no son amplias, los negocios no tienen "blindex", hasta los semáforos están integrados a una estética colonial incaica. 
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Pero el conjunto edilicio más impresionante y conmovedor es la Catedral: Segunda más grande de toda América. En su interior todo es noble y abundante. Obscenamente abundante: oro, plata, cobre, cedro, caoba, granito... en tallas u ornamentaciones únicas. Arte europeo y nativo en un marco de sincretismo que conmocionan hasta las lágrimas. 
Seguiré contándoles luego.
Valle Sagrado
El Valle Sagrado me ha limitado. Las fotos que se pueden sacar no alcanzan a mostrar la escenografía natural. Es sencillamente sorprendente, no alcanza la vista -menos la máquina-. 
Las laderas de los cerros están rugosas de caminos y terrazas. Al fondo, abajo de la ruta, corre el río y las faldas están tapizadas de plantaciones verdes, amarillentas, rojizas, azules etc. según el cultivo. Por momentos aparecen "Kanchas" de color blanquecino en los secaderos de marlos y de choclos. Las casitas con tejas, el adobe, los contrastes, el nevado Verónica, la platería, hasta llegar a Oyantaytambo,final del valle. 
Esta ciudadela Inka, el portal de tres valles que confluyen y nos siguen maravillando como preludio al climax de Machu Picchu. 
Callejuelas impredecibles, canales pequeños de porte inka, mujeres de vestidos coloridos, mercaditos por todos lados. Una suerte de caos organizado, un salir de la estructura. 
La gastronomía peruana, aún en sus pueblos más pequeños, es muy apetecible. La parsimonia, el respeto y la amabilidad de sus habitantes, nos hace sentir muy bien atendidos. Todos los hoteles tienen servicios, happy hour, tecito de coca o "mate de coca", como ellos llaman.
Profesionalismo turístico de primera.
Hotel de Urubamba
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Además de la excelente atención, comodidades e instalaciones, en un pueblito soñado este hotel se destaca por sus jardines. Las pasajeras maravilladas por las flores y por el sistema sustentable para mantenerlo con cuises, ovejas y su propio vivero. Las callecitas del pueblo son tan angostas que hay que manejarse en moto taxis, unos simpáticos vehículos que son como una motocarga con asientos. Urubamba está muy cerca de Ollantaytambo , el lugar desde donde se sale en tren hacia Machu Picchu 
Tren a Machu Picchu Pueblo 
Perú sigue desnudándose ante nosotros. El viaje en tren despierta otra aventura vívida y placentera. El comboy resopla su silbato y nos convertimos en pasajeros de una selva que irá tupiéndose entre coloridas bromiláceas, exóticas orquídeas, helechos y gran variedad de flora. 
Abajo un río que a la vez que acelera su torrente, se mete en quebradas cada vez mas profundas y montañas más y más verticales. En el camino se esconden templos, terrazas, escaleras. De ponto se puede ver a los porteadores y los caminantes del Qapac Ñam y la emoción es inmensa. Después de días imaginándo inkas, tenemos un pueblo viviente, vigente y orgulloso.
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Para deleitarnos lentamente, sorbo a sorbo, la magia de Perú nos aguardaba sobre las vías. Con un agregado de película, este tren que tiene ventanas hacia el cielo y nos trasladaba por la angostura final del Valle Sagrado hacia la ciudadela Inka. 
Imposible no sugerir al compañero un "mirá allá, mirá acá", pues los colores y contrastes iban sucediéndose cual fotogramas.
Por momentos un río, de pronto, un nevado, en la ladera una fortaleza, al frente las terrazas, a la derecha un pueblito, a la izquierda una cascada, luego las orquídeas, las bromelias, los pájaros...
El ritmo acompasado recibía esporádicamente el pitido del silbato, como para no olvidar que transitábamos por vías hacia la sacralidad ancestral. 
El corazón vibraba a cada instante en la ascendente escala de la ansiedad por llegar a Machu Pichu Pueblo, víspera de la coronación.
Llegamos a Machu Picchu Pueblo. Llegamos a la base inka y una romería de extranjeros circula por sus callejuelas atiborradas de tiendas y restaurantes que conviven en espacio y tiempo con esta cultura que late en nuestro corazón. Si, porque ya estamos sintiéndolos propios, consustanciados con nuestros ancestros, nuestra lengua, nuestras tradiciones. Chili, chuy, chanka, kancha, tinku, son palabras que vamos entendiendo de los muchos quechuaparlantes. Hasta la "cusca" que siempre mencionamos, nace de acà. Después les cuento.

Machu Picchu


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Muy temprano tomamos el minibus hacia el santuario. Por un serpenteante camino ya se aprecia la belleza del entorno selvático.
Después de los trámites de ingreso, nuestro guía comienza por lo que será dos horas y media de sorpresas, entre construcciones monumentales, tecnologías desconocidas, sitios de ritual, observaciones astronómicas. Un cúmulo de vestigios que nos representan una gran civilización, los incas.
No en vano la sacralidad de la que goza este sitio. Imponente, sus construcciones antiquísimas sorprenden.
El sinnúmero de sensaciones que hacen sea considerado un sitio energético, con una gran potencia escénica y rodeado de mística y misterio.
Literalmente, sus construcciones están como colgadas de la montaña, rodeadas de de picos, con construcciones estratégicas, funcionales, rituales, etc.
Ofrece alternativas para, una vez finalizada la visita guiada, continuar por nuestra cuenta hasta que las fuerzas decaigan o hasta que el horario lo imponga.

De Regreso
El regreso a Machu Picchu pueblo es con una sensación de plenitud. La satisfacción de haber convivido con la historia, expresada en cada sabor, estallando en sus colores y tejidos, conteniéndonos con su humanidad señorial, sencilla y elegante. El viaje a Perú deja marcas de esas que uno al recordarlas, simplemente suspira.
Poly Badoul