Proteger el Patrimonio Cultural...

... Parece una utopía en la provincia de La Rioja. Cada vez son más los lugares histórico-culturales que sufren irremediable deterioro. ¿Será posible tanta pasividad?¿Será que a nadie le interesa la preservación de estos bienes? Nuestros funcionarios ¿nunca han viajado y se asombraron de predios antiquísimos que se preservan en otras ciudades, provincias o paises?
Deberían ahorrar un poquito de las caravanas de contricción que hacen para ir a rendir reverencia a sus patrones, donde los llamen. Por ahí, con un par de pasajes aéreos y algunas rodilleras que ahorren cada uno alcance para ir revirtiendo esta situación.





Fotos: Iglesia de Ambil, Llanos Riojanos

CIUDAD DE TODOS LOS SANTOS DE LA NUEVA RIOJA


1591 - 20 DE MAYO - 2008

417 ANIVERSARIO DE LA FUNDACIÓN POR DON JUAN RAMÍREZ DE VE

LASCO DE LA CIUDAD DE TODOS LOS SANTOS DE LA NUEVA RIOJA...

¡FELIZ CUMPLEAÑOS LA RIOJA!

EL HOMBRE DEL AJÍ - Armando Tejada Gómez

¿Cómo resiste el Zoilo Guaquinchay

sobre el silencio inmóvil de la piedra,

dándole al socavón, dándose y dando

un golpe a la tiniebla y otro afuera?

Un combo aquí, por que no tengo madre
y otro por sí, cavando, la tuviera;
dándole, dando con paciencia oscura
a la ternura hembra de la tierra.
Porque no puede ser, porque no puedo,
porque puede que sí, puede que pueda
estar agonizando mientras vive,
mientras resiste con la lengua afuera.

El hombre del ají, mira de lejos
por los ojos hurones de la siesta
y entonces se le ve, profundamente,
que le queda infinita la tristeza;
que ya no es suya, que la trajo al hombro
una heredad de Mita y Encomienda
y polvosa de siglos, se hizo polvo
entre sus sometidas polvaredas.
El mata el hambre con sabor picante
y demora a la muerte en su acullico,
se redime en la aloja, cuando puede,
en la macha feroz llora su grito.
A vacilantes pasos de baguala
viene, el día de pago, tropezando
a manotones con su propio incendio,
náufrago para siempre en su naufragio.

Bebe su situación, come y no come,
esconde el hambre antigua en un sancocho,
moja la soledad en los boliches
y ella lo espera atrás del trago pobre:
Acodada en su sombra, cavilosa,
teje su telaraña en los rincones,
hasta que Zoilo Guaquincha
y se entregay entonces, se lo lleva a empujones.

En la raída euforia de la noche
le amontonan la sombra las estrellas,
eructa, como un dios, hacia el olvido
y queda tambaleando en la insolencia.
¿Asó que agonizando, Guaquinchay ?
¿Con que echándole ají a todas las penas ?
¿Noviando con la muerte ? ¿Has olvidado
que la muerte se acuesta con cualquiera?

De un modo muy nocturno, el Zoilo sabe
que hay que matar al hambre, despenarlo,
que un cuchillo de ají y otro de furia
pueden, remotamente, arrinconarlo
y entonces, con un pan de trigo joven
y un día cereal y un vino largo,
darle de frente sonde más nos duele
y no engañarlo con el picante.
De una manera oscura, el Zoilo piensa
que se puede poder, que acaso pueda
liberar el ají de sus verdugos
y devolverlo júbilo a la mesa.
Por eso es que resiste allí debajo
del ataúd minero de la piedra,
porque puede que sí, que esté pudiendo,
porque puede poder, puede que pueda
rescatar del ají su fiesta pura
y abrirle un socavón a las tinieblas.