Turismo endogámico


A raíz de opiniones que surgieron de algún medio, que denostaba a quienes, con aciertos y errores componemos el sector turístico riojano; con la ilusión de las “buenas intenciones” periodísticas y el afán de ejercitar la objetividad desde otra mirada, encontré otro/s artículos al respecto para interpelar/nos desde donde me toca estar.

https://fenix951.com.ar/noticia.php?id=325164

La visión de ambos artículos es un ejemplo claro de lo que puede denominarse “resignificación arbitraria”: una lectura sesgada, amplificada por el periodismo partidista, a partir de la pulseada política nacional por los números del turismo.

Ésta es convenientemente fogoneada por sectores que pretenden hacerse cargo de las estadísticas y del control del relato.
Reducir la concentración del turismo a un dato aislado de “infraestructura” es una parte. A la concentración histórica de camas se suma una política de conectividad nacional —aérea, terrestre y promocional— que favorece sistemáticamente a los destinos de siempre. Esa combinación explica mucho más que cualquier supuesta falta de atractivo y promoción en las provincias rezagadas.
Lo demás no hace más que confirmar lo que desde hace años venimos advirtiendo:
La ausencia de políticas nacionales de fomento y redistribución del turismo opera en detrimento directo de los destinos emergentes, muchos de los cuales venían mostrando un crecimiento sostenido hasta quedar fuera del radar decisional. Sumado a la estructura de la promoción internacional, que busca siempre reproducirse a un esquema de captación endogámica.

Cuando se afirma que provincias como La Rioja, Catamarca y Formosa “no alcanzan el 1% de las pernoctaciones”, se omite deliberadamente que ese resultado no es natural ni espontáneo, sino la consecuencia de decisiones acumuladas: dónde se invierte, qué se conecta, qué se promociona y qué se invisibiliza.
El turismo, entendido de manera integral, debería ser una herramienta distributiva del desarrollo, no un sistema que consolida un puñado de centros privilegiados que no derraman ni articulan con el resto del territorio. Persistir en ese esquema no solo profundiza las asimetrías regionales, sino que también limita el potencial global del turismo argentino.
La verdadera discusión no es estadística. Es política y estratégica. 
Mientras no se aborde como tal, con el real protagonismo de los actores involucrados (beneficiarios regionales y federales genuinos del sector privado) seguiremos leyendo diagnósticos que describen el síntoma, pero evitan deliberadamente señalar la causa.

PB