IDENTIDAD A CIELO ABIERTO

Hay que analizar los pueblos para entender su identidad. Los hábitos, los lugares comunes, las fiestas. Entender por qué lleva años formar una tradición, que luego será identidad, idiosincracia, personalidad. El ADN de un pueblo no se construye por conveniencia de unos pocos, por el contrario, esa pretensión mezquina tiene un fracaso asegurado. O no interpretamos nunca la historia. El error común en que caen quienes se ven con una cuota de poder alquilado, es de pensar que somos autómatas de quienes obtienen respuestas parecidas a estímulos parecidos. Por ello el fracaso de la minería. Por ello la disociación y la polarización encumbrada en nuestro pueblo.Si las comparaciones son odiosas, las generalizaciones son ofensivas. Al no atender estas cuestiones que parecen menores, se va destruyendo la identidad de los pueblos arteramente. Quizá no todos perciban que hay un proceso orgánico, planificado y perfectamente orientado a destruír el carácter de especial que pueda tener un pueblo. Así, después resulta fácil invisibilizarlo para ubicarlo entre la generalidad, ser uno más. Y después pasa a ser un pueblo "sacrificable", permeable a los oscuros intereses de quienes están en la más alta planificación. Y ésto que algunos podemos advertir, se convierte simplemente en una paranoia o en no querer alinearnos con el progreso. Créanlo o no, somos un pueblo con un sino. Todo lo que se haga desde algunas instituciones y gobiernos está signado de la misma sospecha de corrupción e intencionalidad.

Antiguo templo de Santa Rita de Casis