Arde Troya

A propósito de una noticia aparecida en un matutino local, voy a insistir una vez más con el tema del asfaltado de la Cuesta de Miranda.
Con mucho agrado pude leer que la comunidad de Vinchina se opuso al traslado de las huellas paleontológicas de la Quebrada de La Troya. Al ver involucrados profesionales idóneos, quiero entender que las mismas fueron retiradas de acuerdo a un criterio científico, a pesar de haber perdido el irrecuperable valor de estar en su sitio originario. En la misma noticia, los técnicos señalan que las arrancaron de su sitio antes que hicieran las voladuras del camino.
En muchas oportunidades hice referencia al turismo sustentable. El criterio de sustentabilidad, está íntimamente ligado a la protección de estos patrimonios -en este caso paleontológicos- y a la decisión de las comunidades, propietarias naturales de esos recursos. Éstas no son consultadas a la hora de tomar decisiones de incidencia tajante para su futuro.
Lo lógico hubiera sido que la traza del camino tuviera un estudio pormenorizado de cada uno de los patrimonios culturales, paleontológicos, geológicos, paisajísticos, etc. y a partir de ello, determinar en su diseño, que no dañara absolutamente nada.
Esto permite hacer futurología con respecto a lo que sucederá el día que pavimenten los 12 km de la Cuesta de Miranda, atento a que el estado goza de una negligencia total a la hora de proteger los bienes culturales de las comunidades. Sería importante conocer si para el camino Chilecito - Villa Unión, se hizo el estudio de impacto ambiental correspondiente.
El despertar de la comunidad de Vinchina, abre una señal de alerta, tanto para los comedidos que roban algo para que otro no lo robe, cuanto para los negligentes / arrogantes, incapaces de entender que la autodeterminación de los pueblos está llegando desde las acciones más pequeñas.
Y si no previeron que las voladuras ponían en riesgo a las huellas de dinosaurio, si la gente del CRILAR no creyó necesario pedir permiso a los dueños de casa para “cuidar” sus bienes, si no hay impacto ambiental en la Cuesta de Miranda, mucho menos podemos pensar en los tan mentados controles para con la mega minería.
El estado está ausente por acción y por omisión de aquellas cuestiones que la gente reclama. Los funcionarios del estado, deben comprender que no son impunes y mucho menos, dueños absolutos de las vidas de sus pueblos.
Comenzar por comprender esto, es nada más y nada menos que advertir que está bien que ejerzamos nuestros derechos y que gobernar es ejecutar la voluntad del pueblo, que sigue siendo soberano.

Leopoldo Badoul

12 de Octubre, El Famatina está de luto

Las primeras incursiones españolas en nuestra provincia, detectaron las minas del “Inga”, al pié del Famatina.
Después de la fundación de la efímera Londres en Catamarca, pasó mucho tiempo en que los Calchaquíes y Diaguitas frustraban la conquista. Ramírez de Velasco encubrió su ambición por los metales preciosos con el manto de la pacificación de Calchaquí. Así fundó La Rioja y posteriormente Famatina, adjudicándose las minas. Ese mismo metal aumentó las ya graves diferencias que había entre los mismos españoles. Ello los llevó a mantener un enfrentamiento sangriento durante más de 30 años con la mayor alianza indígena americana conocida: El Gran Alzamiento Calchaquí.
Al mismo tiempo, en la villa imperial de Potosí, los extraños no solo ostentaban propiedad de los minerales de la mítica montaña. América entera tenía un gran tesoro: mano de obra gratuita que les garantizaba los preciados metales. La ambición no les dejó ver que al acabar las razas, mataban también la gallina de los huevos de oro.
Pero la transición estaba en marcha desde el principio. Franciscanos, Jesuitas, Dominicos, Mercedarios; tenían a cargo la “evangelización” (u.t.c. Sumisión): exitosamente los tinkunacos iban prendiendo en aquellas almas sedientas de fe, incapaces de comprender que, ni sus dioses ni el dios español, avalaban el exterminio.
Los jesuitas despertaron temor al rey Carlos III, expulsándolos abruptamente de sus dominios. Las minas de los jesuitas serían reexplotadas pocos años más tarde. La escasa mano de obra indígena, complementada y posteriormente reemplazada por esclavos de origen africano, seguía rindiendo los “beneficios” de esta actividad.
Los criollos no quedaron exentos de la ambición. Facundo se asoció y explotando las minas del Famatina, acuña una de las primeras monedas argentinas. No obstante, muchos traicionaron a sus compatriotas, tal es el caso de Rivadavia que se asoció en Inglaterra con Hullet Brothers y tomó un empréstito de Baring Brothers, estatizando las minas de Famatina para su propio beneficio. La reacción de Facundo no se hizo esperar.
Continuaron los emprendimientos mineros hasta que el ferrocarril planteó un inmejorable gran negocio extranjero: las pastas podrían llegar al puerto. En el Valle de Famatina, esto repercutió con una obra inmensa, loable desde el punto de vista industrial y, seguramente, generadora de grandes esperanzas para los habitantes. Crédulos una vez más de la dicha futura, abrieron las minas a los ingleses y, aunque he buscado, no encontré pruebas del gran desarrollo minero. Solo la generación de empleos, mano de obra barata y descartable.
Hoy, a 515 años, la colonización, dejó a su paso el tinkunako, las encomiendas, las reducciones, los empréstitos, la acuñación, el cable carril, etc. pero la propuesta sigue siendo la misma: mano de obra económica, contaminación en lugares con seguridad jurídica (para otros), sumisión, generación de dependencia de donaciones mineras o políticas, políticos patrocinados por empresas mineras, promesas de nuevos “progresos eléctricos mineros” en una zona donde pretenden tener vidas descartables.
Es el momento en que las instituciones dejen de pedir perdón por los males pasados y tomen una actitud agresiva frente a las demandas sociales. Nuestros pueblos son profundamente católicos, por ende, sería interesante que la conducción de la Iglesia y de todos los credos locales, tomen una posición comprometida con respecto al drama que están viviendo estos pueblos. También, tanto los candidatos como los gobernantes, deberán decidir si su lugar en la historia será el de exterminadores de pueblos o pasarán a la posteridad por cumplir con su mandato, que no es otro que generar el bienestar de quienes los emplearon: los pueblos.
Finalmente, como misión ineludible, los pueblos deberemos participar activamente, propiciando una nueva generación de gobernantes comprometidos en hacer valer nuestros derechos. Es fundamental entender que el voto es el arma más efectiva para castigar a quienes muestren falta de compromiso, doble discurso o patrocinio de quienes solo quieren explotarnos para convertir nuestros valles en una gran cloaca.

La Rioja en Sabores


Principalmente se destacan las comidas “de olla”, sabores fuertes, aromáticos, con profundos y variados ingredientes, sin ser ajenas a las del resto del noroeste argentino, aunque cada zona, les imprima su particularidad. Dentro de las comidas que resaltan el arte culinario riojano, se destacan:
- El “locro”, comida compuesta por granos de distinta clase, destacándose el maíz ó el trigo. En ambos casos, su cocción va acompañada con porotos, carne vacuna u otra, panceta, chorizo colorado, zapallo, cebolla y se sirve con una especie de salsa basada en grasa o aceite, pimentón, azafrán y otros condimentos.
- la “humita en chala”. Se trata de zapallo rallado, choclo rallado, todo condimentado y envuelto en la chala del choclo y luego hervido en caldo. Su preparación es de artesanal laboriosidad.
- las “empanadas riojanas”, pequeño pastel relleno de carne, papas, cebolla, cebolla verde, pimentón, comino y algunos otros elementos que hacen al secreto de cada preparación. Pueden ser fritas o al horno, en algunos casos, con pasas o aceitunas.

También la singular geografía, permite la cría del ganado caprino, consiguiéndose, no lejos de Chilecito, cabritos de buena calidad. Se abre así, al paladar del turista, un amplio abanico de posibilidades. Desde el tradicional “cabrito asado” a la famosa “chanfaina” –especie de guiso a base de menudos de cabrito-; pasando por el estofado “charque o charqui” y otras recetas que hacen al tradicional menú lugareño. Otro plato de excepcional sabor, es la “buseca”, cuyos ingredientes son la panza del cabrito y sus entrañas.

Existen numerosos puestos que aprovechan la leche de cabra para producir “quesos” y “quesillos”, ideales para acompañar el mate de la tarde con hierbas aromáticas –poleo, inca yuyo, hierba larca, etc.- con un buen pan casero con “chicharrones”, “tortilla a las brasas”, “tortilla al rescoldo” o “raspaditas”.

La amplia tradición alimentaria, esconde recetas de variada gama y diversos orígenes, siendo popular el asado, la parrillada, la cabeza guateada o enterrada, el puchero, las pastas, el cerdo, las cazuelas, el frangollo de trigo y otras.

Aunque en la actualidad, hayan cambiado mucho los hábitos alimentarios, ya sea por la costumbre o por la poca disponibilidad de tiempo, existen muchas comidas tradicionales, que hasta no hace mucho, eran frecuentes. La gran mayoría de ellas, era basándose en ingredientes locales, que se conseguían en la huerta de la propia casa. Así como ejemplo está el “mote”, similar al locro, pero el maíz es pelado con ceniza, grano por grano; el “zanco refregado”, pequeñas bolitas de harina y salmuera, que luego adquieren una consistencia de puré o zanco, acompañado por una salsa de charqui trozado, bien condimentada. Era muy popular la “ropa vieja” hecha a partir de los ingredientes del puchero, todos bien trozados y servidos como ensalada. De estas costumbres quedaron también, bebidas como la “añapa”, la “aloja”, la “chicha”, todas ellas, de indiscutible raíz aborigen. Aún se consigue legítimo vino patero, grapa, anisado, aguardiente, bebidas espirituosas, hechas con diversos procedimientos de fermentación y destilación del mosto de la uva.

Existe una gran influencia española e italiana, pero al confluir factores como una importante cantidad de descendientes de árabes y la existencia de materias primas necesarias, los “niños envueltos en hojas de parra”, el “kebbe o keppi” y otras comidas orientales forman parte importante del hábito culinario local.

Los sabores, la diversidad de suelos y cultivos y las recetas ancestrales, han dejado una huella en las costumbres. Es así, como esta rara amalgama, adquiere carácter en los llamados productos regionales. Serán la delicia, nueces, pasas de uva, pasas de higo, dulces de zapallo, callota, membrillo, pelones, orejones, fruta de estación como uva en fresco, durazno, melón, sandía. También los artesanos dan origen a distintos bombones de nuez, higo y otros, empanadillas dulces –de cayota o pelón-, alfajores, roscas dulces. De la vieja cocina, rescatamos postres como la mazamorra, el arrope, “zambumba” y tabletas.

Pero donde toma dimensión el aroma de la tierra, se agiganta y dimensiona, es en el vino. Producto de la fruta de la vid, que en este suelo, encontró el perfecto asidero para multiplicarse en cantidad y calidad. De allí a los famosos varietales frutados, caso del “torrontés riojano”, queda un solo paso: saborearlos y disfrutarlos.

Es muy posible que, para paladear algunas de estas deliciosas comidas, el turista deba recorrer algunos lugares, pero cuando lo logre, comprenderá el espíritu del paisaje, hecho aroma y sabores.
No deja de ser una excelente opción, pasar revista a los restaurantes, que, además de ofrecer comidas típicas, poseen una vasta carta de especialidades, como pastas caseras, omelettes, lomo con distintas guarniciones, minutas y cantidad de pizzerías, lomiterías, confiterías y cafés.
La elección, puede ser también, comer un tradicional asado a orillas de un río, en un camping o cerca de la montaña, donde el individual sabor lo pondrá el aroma a yuyos, el paisaje y la brisa riojana, en compañía siempre, de exclusivos vinos y la amabilidad de la gente.

VIVIR DEL TURISMO

Turismo es la palabra que se puso de moda en los últimos tiempos. El tipo de cambio, favorable a los extranjeros, motivó que los mismos encuentren ventajas comparativas en precio y en atractivos de Argentina. Por otro lado, este contexto nacional limita económicamente a quien desea viajar al exterior, generando un gran beneficio en el mercado interno.
Chilecito, históricamente conocido por su entorno paisajístico y cultural, desde hace muchos años ha ido recibiendo turistas, exceptuando la época de gran facilidad para conocer el exterior. Desde el 2001, la actividad turística ha retomado un franco crecimiento.
El sector público ha montado una importante campaña de promoción contribuyendo a la difusión de la provincia. El sector privado ha respondido para satisfacer la demanda creciente, invirtiendo permanentemente en estructura y en fomento.
La primera parte del desafío, se ha cumplido, generando una gran dinámica en el sector. Este entusiasmo motorizador ha permitido la inserción como destino emergente, en la oferta nacional e internacional.
No obstante, quienes tenemos cierta experiencia en la comercialización de los servicios turísticos, sabemos que esta tendencia puede variar con mucha facilidad. Estamos ante un punto de inflexión, donde las decisiones pasarán a ser fundamentales a la hora de afianzar el crecimiento de Chilecito y La Rioja como centros turísticos.
Una primera actitud, es no subestimar la gran variedad de factores que se deben tener en cuenta a la hora de insertarse como un destino preferencial para los viajeros.
Al sector público le toca asumir su responsabilidad en esta empresa, que no se limita a slogan de campañas o a acciones dispersas. Será el gobierno quien deba accionar desde la ejecutividad y desde el contralor, dirigiendo sistemáticamente el pretendido crecimiento. Por ejemplo, la promoción surge del gobierno, por que éste cuenta con los recursos para afrontar inversiones publicitarias, a las que, por su alto costo, ningún privado podría acceder. Forzosamente, sí, esta promoción, deberá estar orientada por el sector privado, conocedor más profundo de las fortalezas, necesidades y carencias del destino. De esta manera, habrá una consecuencia lógica entre el contenido de la promoción, la expectativa del visitante y la realidad que el lugar ofrece.
El peor error en que se podría caer, es creer que solamente con la promoción alcanza. Debe contarse con la planificación necesaria para lograr mantenerse en el tiempo e incrementar el flujo de visitantes.
También se debe prever la infraestructura necesaria para un sector en crecimiento, legislar sobre las cuestiones puntuales de la actividad en sí, y otras que nos son propias de la actividad pero la afectan (ej. basura). Habrá que respetar y hacer cumplir las exigencias vigentes a nivel nacional e internacional.
Para ello, además de la satisfacción de las expectativas, se debe generar la seguridad necesaria para insertar el destino en los circuitos de comercialización nacionales y mundiales.
Como vemos, la palabra de moda, no implica una solución mágica a todos los problemas. La actividad es generadora de riqueza, de empleo y de muchas cosas positivas, pero para que ello suceda, es menester erradicar la improvisación. Comprender que la competencia real se da entre destinos, en el marco de un mercado competitivo y sensible. Conocerlo íntegramente, nos llevará a evitar errores insalvables.
El entusiasmo que se genera en la población, puede tener un efecto muy positivo si al turismo se lo toma en serio o puede tener un efecto boomerang, llevando a muchos a invertir en emprendimientos que pueden truncarse por no haber previsto las variables indispensables.
Es hoy el momento de tomar la decisión del camino a seguir. De nosotros depende que este crecimiento promisorio, no sea “pan para hoy y hambre para mañana”. Debemos trabajar y exigir que se genere una verdadera planificación turística, determinando pautas a corto, mediano y largo plazo. Como sector turístico, tenemos el derecho de hacer valer nuestra opinión en las grandes decisiones.
En definitiva, es hoy el momento de decidir si el turismo que queremos hacer será informal, improvisado y a corto plazo o serio, profesional y sustentable. Es el momento de decidir si realmente queremos “vivir del turismo”

Leopoldo J. Badoul
Agente de Viajes
Inka Ñan Turismo EVT
Leg. 12177

Mi Tierra - Carlos E. Larrosa

En La Rioja hay un pueblo
Que es muy bonito
Conocido por nombre de Chilecito
Nada hay mejor

Cerros y algarrobales
Tusca y pichana
Pajaritos que cantan por la mañana
Trinos de amor

Cuando en las tardecitas
El sol declina
También lloran las cumbre del Famatina
Que es un primor
Y si vieran la aurora como atesora
Luz y color

Agüita en las vertientes
Clarita y pura
Y chinitas que prendan con su hermosura
Como una flor

Noches de tibio aroma
Y blanca luna
Que en el mundo no igualan parte ninguna
Por su esplendor

Esta es mi tierra, ay sí!
Por ella muero
Porque en ella está todo
Lo que yo quiero ¡Ay, mi dolor!
Lejos de chilecito
Pobre y solito te canto yo.

Cristo del Portezuelo

Plaza Caudillos Federales

Día del Camino: La Cuesta de Miranda RN40

Los primeros habitantes de nuestra zona eran pueblos nómades que se trasladaban cazando y recolectando frutos y, a lo largo de muchos años, evolucionaron en los asentamientos cuyo desarrollo es el determinante de las culturas aborígenes precolombinas. Éstas en un primer momento fueron dominadas por el imperio incaico y, posteriormente, los españoles realizaron la conquista. Esta amalgama dio origen a nuestra idiosincrasia actual.
Todos estos desarrollos no hubieran sido posible, de no haber contado con vías de comunicación adecuadas. Es demostrable el contacto que había entre los pueblos Diaguitas de ambos lados de la cordillera. Posteriormente, llegó el imperio del que se destaca la fabulosa red vial construida: los inkas que, a través de su Inka Ñan, unieron un señorío a lo largo de más de 20.000 km del occidente sudamericano, desde el sur de Colombia hasta Mendoza en nuestro país. Diego de Almagro se valió de este medio para llegar a Chile desde el Alto Perú y a continuación, las primeras ciudades fundadas en nuestro territorio estaban enlazadas por el mismo.
La colonización fue un hecho y la historia de la patria transitaba por las nuevas vías de comunicación. Las distintas regiones fueron creando caminos y utilizando también la vialidad existente.
San Martín se valió de los pasos cordilleranos para lograr que su empresa llegara a buen fin; luego, los arreos permitieron mantener un vínculo comercial y social con Chile.
En la segunda mitad del s. XIX, un riojano oriundo de Malligasta, Timoteo Gordillo, planificó las primeras rutas de carretas dotándolas de las respectivas postas y vehículos adecuados.
La llegada del ferrocarril, no impidió que los caminos siguieran evolucionando.
Al ritmo de la aparición de más y mejores automóviles, en 1935 se construye la Ruta Nacional 40 que, a lo largo de 4900 km, une 11 provincias, entre las que está la nuestra.
Hoy, sería impensable vivir sin los caminos, que dan utilidad para satisfacer desde las más sencillas necesidades, hasta de ser indispensables para quienes trabajamos en turismo.
En Chilecito, contamos con un camino histórico que guarda datos de muchos de los puntos mencionados anteriormente: La Cuesta de Miranda. Paso natural que conecta los Valles del Famatina, parte integrante del Inka Qapac Ñan, ruta de la Expedición Libertadora Sanmartiniana, paso de arrieros, vínculo del Ferrocarril con todo el Oeste, Ruta Nacional 40; en un paisaje sorprendente.
El 5 de Octubre se conmemora el Día del Camino y del Trabajador Vial. A tal fin y por lo expuesto, sería de vital importancia tomar conciencia del gran patrimonio que representa la Cuesta de Miranda y sus zonas aledañas, a fin de proteger el área e iniciar una discusión enriquecedora.
En nuestra opinión, los 12 km.de la Cuesta, deberían ser preservados en su estructura original con los parapetos de piedra de principios del s XX y sin pavimentar para mantener el valor cultural y natural de la misma. Se deben determinar los sitios arqueológicos, paleontológicos, geológicos e históricos que existen en ella. Esta puesta en valor le conferiría un contenido inconmensurable al atractivo para convertirlo en un importante “recurso turístico” que sustentaría con creces a las comunidades adyacentes preservándolo para la posteridad.

El Código Ético Mundial para el Turismo aclara en los siguientes artículos:
Art.4.2 Las políticas y actividades turísticas se llevarán a cabo con respeto al patrimonio artístico, arqueológico y cultural, que deben proteger y transmitir a las generaciones futuras
Art.5.2 Las políticas turísticas se organizarán de modo que contribuyan a mejorar el nivel de vida de la población de las regiones visitadas y respondan a sus necesidades. La concepción urbanística y arquitectónica y el modo de explotación de las estaciones …. tenderán a su óptima integración en el tejido económico y social local.

En el día de la fecha, la doble conmemoración del Día del Camino y el aniversario del pueblo de Miranda, nos obligan a realizar una reflexión con relación a estos temas. Recordemos que las poblaciones más beneficiadas por el recurso turístico Cuesta de Miranda serían Miranda, Puerto Alegre, Tambillos y Aicuña, donde los pobladores van descubierto paulatinamente la posibilidad de vivir del turismo.

YO, FELIPE VARELA, ¡PRONUNCIO!

Desde el Salado y rumbo a La Rioja, en la mañana del 9 de abril de 1867, Felipe Varela a Taboada estas líneas escribe:
"El día de mañana, paso con mi ejército a tomar esa plaza en defensa de la Constitución de mi Patria, la República Argentina, pisoteada por el poder tirano que la oprime. Si a pesar de la advertencia usted insiste, lo haré responsable ante Dios y ante la Patria de las consecuencias del combate". ¡Esta es la comunicación que yo, Felipe Varela, envié a Taboada antes del combate del "Pozo de Vargas!
Y aquí estoy para desmentir esa zamba, y todas las otras zambas que humillan la hidalguía y la machura de mi Rioja. Aquí estoy! con las espadas de Facundo y El Chacho para protestar contra la historiografía mentirosa y novelera que desde Mitre estropea la verdad de mi Rioja... de esta Rioja que alzó sus llanos en defensa de la unidad de la Nación...
"Felipe Varela viene
por los campos del Tacuil
el valle lo espera y tiene
un corazón y un fusil"

¡Si! Vamos por los campos del Tacuil, al frente de mis "llanistos" en esta "montonera" que solo deja en mis pueblos ranchos vacíos y mujeres que rezan. ¡Ni fusil ni cuchillo han quedado en mi tierra! Todos van a Salta en esta Montonera que es un montón de sangre ilusionada... Nosotros llevamos un corazón y un fusil! para defender la soberanía amenazada por "doctores" y "escribas"; y peleamos para impedir la entrega de todos los patrimonios.
Ya se levantan Jáchal y Chilecito adormecidos por el criminal escarmiento de la cabaza del Chacho Peñaloza en la pica de la plaza de Olta...
Vienen conmigo "laguneros" sanjuaninos y "llanistos" riojanos... A mi lado, con las rojas banderolas de sus lanzas, mis dos lugartenientes: Elizondo y Guayama. ¡Y vamos a Salta! Nos baila en el alma un repique pirquinero del metal que cuidamos... de ese metal del Famatina que no quiere ser "gringo" en esta dura aventura de la mina...
"Se acerca la montonera
que a Salta quiere tomar
no sabe que en los senderos
valientes solo ha de hallar"
¡Si! Ya llegamos... Pero no somos los "bárbaros" que dicen los libros... No somos los enemigos de ninguna cultura... No somos los gauchos de ninguna leyenda negra. Solo tenemos un dolor de Patria...¡un dolor muy querido! de tierra y montaña.
No asesinamos engañados ni matamos indefensos... ¡Peleamos de frente! Y los que me siguen, me siguen porque sufren y luchan por el ideal añorado...
Esta gente no viene enganchada a culatazos ni pelea asustada por los cañones del malón centralista... Es que la Montonera no tiene los reclutas obligados de esa guerra de la Triple Alianza contra el Paraguay que llora el Martín Fierro... Aquí no hay jueces de paz, ni mandones fusileros... Y el ruido del galope no es ruido, es música y copla, que amanece en los pechos riojanos en las noches fogoneras de Atiles, Malanzán, Tama y Olta
Y, aunque fracasara, ésta será la lluvia de eternidad, esa lluvia que no volvió más de pena a esa seca soledad de los Llanos del sur riojano...
"Galopa en el horizonte
tras muerte y polvaderal
porque Felipe Varela
matando viene y se va"

Matando viene y se va ¡NO! ¡Peleando venimos y vamos! Es que mienten los que dicen que atacamos de sorpresa... En toda mi campaña ese polvaderal ya era bien conocido por los enemigos... Y por más que luchemos libremente siempre he guardado el decoro "macho" de avisar que nos esperen... Ni Catamarca, Ni Salta, ni Jujuy han visto de súbito la visión del polvaderal.
¡Sabían que iríamos! Lo sabían con toda seguridad... Y después de la lucha hemos respetado vidas y propiedades que no supieron respetar las tropas de línea de la "civilización" mitrista... Y nunca ¡nunca! hemos tenido la desgracia de decir que "la sangre de gauchos era buena para abonar la tierra y que no había que economizarla..." ¡Esta es la montonera... esta es la meznada criolla que alguna vez la historia le pagará su deuda!
Y yo, Felipe Varela, por lo que hice por La Rioja, por el interior y por mi Patria, me vuelvo a la tranquilidad provinciana a los compases de esta otra zamba, que también es ¡zamba!:
Se acercan los coroneles
marchando desde San Luis
La Rioja espera y tiene
lanza y divisa carmín

Mañana del diez de octubre
desangre por culpa ¿de quién?
del gobernador que estaba
y de otros tercos como él.

Galopa en el horizonte
bajo un cielo federal;
los coroneles de Mitre
Matando vienen y van,
porque, Felipe Varela
NUNCA MATO POR MATAR"


Julián Amatte
Recopilación Literaria
Colección Tambería del Inca
1987