VIVIR DEL TURISMO

Turismo es la palabra que se puso de moda en los últimos tiempos. El tipo de cambio, favorable a los extranjeros, motivó que los mismos encuentren ventajas comparativas en precio y en atractivos de Argentina. Por otro lado, este contexto nacional limita económicamente a quien desea viajar al exterior, generando un gran beneficio en el mercado interno.
Chilecito, históricamente conocido por su entorno paisajístico y cultural, desde hace muchos años ha ido recibiendo turistas, exceptuando la época de gran facilidad para conocer el exterior. Desde el 2001, la actividad turística ha retomado un franco crecimiento.
El sector público ha montado una importante campaña de promoción contribuyendo a la difusión de la provincia. El sector privado ha respondido para satisfacer la demanda creciente, invirtiendo permanentemente en estructura y en fomento.
La primera parte del desafío, se ha cumplido, generando una gran dinámica en el sector. Este entusiasmo motorizador ha permitido la inserción como destino emergente, en la oferta nacional e internacional.
No obstante, quienes tenemos cierta experiencia en la comercialización de los servicios turísticos, sabemos que esta tendencia puede variar con mucha facilidad. Estamos ante un punto de inflexión, donde las decisiones pasarán a ser fundamentales a la hora de afianzar el crecimiento de Chilecito y La Rioja como centros turísticos.
Una primera actitud, es no subestimar la gran variedad de factores que se deben tener en cuenta a la hora de insertarse como un destino preferencial para los viajeros.
Al sector público le toca asumir su responsabilidad en esta empresa, que no se limita a slogan de campañas o a acciones dispersas. Será el gobierno quien deba accionar desde la ejecutividad y desde el contralor, dirigiendo sistemáticamente el pretendido crecimiento. Por ejemplo, la promoción surge del gobierno, por que éste cuenta con los recursos para afrontar inversiones publicitarias, a las que, por su alto costo, ningún privado podría acceder. Forzosamente, sí, esta promoción, deberá estar orientada por el sector privado, conocedor más profundo de las fortalezas, necesidades y carencias del destino. De esta manera, habrá una consecuencia lógica entre el contenido de la promoción, la expectativa del visitante y la realidad que el lugar ofrece.
El peor error en que se podría caer, es creer que solamente con la promoción alcanza. Debe contarse con la planificación necesaria para lograr mantenerse en el tiempo e incrementar el flujo de visitantes.
También se debe prever la infraestructura necesaria para un sector en crecimiento, legislar sobre las cuestiones puntuales de la actividad en sí, y otras que nos son propias de la actividad pero la afectan (ej. basura). Habrá que respetar y hacer cumplir las exigencias vigentes a nivel nacional e internacional.
Para ello, además de la satisfacción de las expectativas, se debe generar la seguridad necesaria para insertar el destino en los circuitos de comercialización nacionales y mundiales.
Como vemos, la palabra de moda, no implica una solución mágica a todos los problemas. La actividad es generadora de riqueza, de empleo y de muchas cosas positivas, pero para que ello suceda, es menester erradicar la improvisación. Comprender que la competencia real se da entre destinos, en el marco de un mercado competitivo y sensible. Conocerlo íntegramente, nos llevará a evitar errores insalvables.
El entusiasmo que se genera en la población, puede tener un efecto muy positivo si al turismo se lo toma en serio o puede tener un efecto boomerang, llevando a muchos a invertir en emprendimientos que pueden truncarse por no haber previsto las variables indispensables.
Es hoy el momento de tomar la decisión del camino a seguir. De nosotros depende que este crecimiento promisorio, no sea “pan para hoy y hambre para mañana”. Debemos trabajar y exigir que se genere una verdadera planificación turística, determinando pautas a corto, mediano y largo plazo. Como sector turístico, tenemos el derecho de hacer valer nuestra opinión en las grandes decisiones.
En definitiva, es hoy el momento de decidir si el turismo que queremos hacer será informal, improvisado y a corto plazo o serio, profesional y sustentable. Es el momento de decidir si realmente queremos “vivir del turismo”

Leopoldo J. Badoul
Agente de Viajes
Inka Ñan Turismo EVT
Leg. 12177