Arde Troya

A propósito de una noticia aparecida en un matutino local, voy a insistir una vez más con el tema del asfaltado de la Cuesta de Miranda.
Con mucho agrado pude leer que la comunidad de Vinchina se opuso al traslado de las huellas paleontológicas de la Quebrada de La Troya. Al ver involucrados profesionales idóneos, quiero entender que las mismas fueron retiradas de acuerdo a un criterio científico, a pesar de haber perdido el irrecuperable valor de estar en su sitio originario. En la misma noticia, los técnicos señalan que las arrancaron de su sitio antes que hicieran las voladuras del camino.
En muchas oportunidades hice referencia al turismo sustentable. El criterio de sustentabilidad, está íntimamente ligado a la protección de estos patrimonios -en este caso paleontológicos- y a la decisión de las comunidades, propietarias naturales de esos recursos. Éstas no son consultadas a la hora de tomar decisiones de incidencia tajante para su futuro.
Lo lógico hubiera sido que la traza del camino tuviera un estudio pormenorizado de cada uno de los patrimonios culturales, paleontológicos, geológicos, paisajísticos, etc. y a partir de ello, determinar en su diseño, que no dañara absolutamente nada.
Esto permite hacer futurología con respecto a lo que sucederá el día que pavimenten los 12 km de la Cuesta de Miranda, atento a que el estado goza de una negligencia total a la hora de proteger los bienes culturales de las comunidades. Sería importante conocer si para el camino Chilecito - Villa Unión, se hizo el estudio de impacto ambiental correspondiente.
El despertar de la comunidad de Vinchina, abre una señal de alerta, tanto para los comedidos que roban algo para que otro no lo robe, cuanto para los negligentes / arrogantes, incapaces de entender que la autodeterminación de los pueblos está llegando desde las acciones más pequeñas.
Y si no previeron que las voladuras ponían en riesgo a las huellas de dinosaurio, si la gente del CRILAR no creyó necesario pedir permiso a los dueños de casa para “cuidar” sus bienes, si no hay impacto ambiental en la Cuesta de Miranda, mucho menos podemos pensar en los tan mentados controles para con la mega minería.
El estado está ausente por acción y por omisión de aquellas cuestiones que la gente reclama. Los funcionarios del estado, deben comprender que no son impunes y mucho menos, dueños absolutos de las vidas de sus pueblos.
Comenzar por comprender esto, es nada más y nada menos que advertir que está bien que ejerzamos nuestros derechos y que gobernar es ejecutar la voluntad del pueblo, que sigue siendo soberano.

Leopoldo Badoul